Cambiemos las reglas del juego. Vos te ponés en mi lugar y yo en el tuyo. ¿Qué sentís? Vamos, ahora sí podés juzgarme, ahora sí podemos comprenderme, ahora sí podés verme tal cual soy.
¿Te crees capaz de analizarme? Esta bien, veni y ponete en mi pellejo.
¿Qué tienes para decirme ahora?
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