Pasaste por al lado mío cantando y ni me viste. Te grité y te diste cuenta. Intercambiamos unas palabras y luego yo seguí mi rumbo y vos el tuyo. Cuando llegué a casa me temblaban las piernas. Y hoy más que nunca me animo a preguntarme, ¿Y qué si son mi vida? ¿Y qué si sin ellos no vivo? Porque cuando los veo se me achica el corazón y me pongo tonta como si fueran algo tan importante para mi. Es que lo son. Y si por algo me agradezco a mi misma es por haberlos conocido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario